En aquel sofocante verano de Berlín de 1922 Mies van der Rohe estaba sentado en su silla frente a su mesa en la que sólo había tres piezas: un vaso precioso medio lleno de vino blanco, una botella abierta de Riesling y el vaso Savoy de Alvar Aalto transparente. El vaso precioso medio lleno de vino era un diseño e Adolf Loos. Mies, tras leer un agudo texto de Quetglas en "Circo", se decidió a comprar una docena de piezas y estaba encantado. Y cada vez que lo cogía entre sus manos sentía el cosquilleo de las estrías en el cristal, tan bien descrito en su texto por el arquitecto catalán. La botella abierta era de un Weingut Barzen Riesling Auslese Halbtrocken de 1920. El mejor rubio Riesling producido por Barzer. El vino preferido por Mies Sublime. El vaso Savoy estaba considerado por algunos como la mejor pieza de Alvar Aalto. El maestro finlandés confesaba que se había inspirado en "la vuelta de los pantalones de cuero de las mujeres esquimales". Tengo un ejempla...