El arquitecto, escultor y pintor Frederick Kiesler, uno de los visionarios más importantes de la arquitectura moderna, murió el día 27 de diciembre de 1965 a los 75 años de edad en la ciudad de Nueva York.
Kiesler era relativamente poco conocido y aún menos valorado a pesar de que propuso "rascacielos horizontales", mucho antes de que Le Corbusier los concibiera y realizara. También inventó la "espiral edificio", adelantándose considerablemente a Frank Lloyd Wright en el museo Guggenheim neoyorquino.
En los años veinte perteneció al grupo holandés De Stijl y fue amigo de Mondrian. Sin embargo, concebía lo contrario de su amigo, es decir, creaba espacios sin ángulos, sin esquinas ("La casa sin fin", véase Arquitectura, núm 73, marzo de 1961) en la cual no existía "ni principio ni término, como en el cuerpo humano". Trató de calentar y humanizar con la curva la arquitectura moderna.
Luchó toda su vida porque la arquitectura volviera a ser arte. Fue el más lírico y quizás el más atrevido entre los arquitectos, un poeta solitario creador de espacios, de formas, de ambientes. En cierto sentido fue el padre espiritual de los numerosos esfuerzos que hoy pretenden ser revolucionarios.
Es mi deseo dedicar este número especial de la revista Arquitectura México a la memoria del admirado maestro y querido amigo Frederick Kiesler.
*El articulo escrito en 1966 fue extraido del libro El ECO de Mathias Goeritz (2015) y formó parte de la revista Arquitectura México, núm 93 de México (1966)
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