Valencia inundada de Flores Blancas. Sobre el nuevo IVAM de Kazuyo Sejima en Valencia - Alberto Campo Baeza
Valencia tiene una arquitectura contemporánea de gran ciudad. He tenido la suerte de honrarme con la amistad de algunos de los autores de esa estupenda arquitectura contemporánea de la ciudad del Turia. Desde Miguel Colomina, que ejerció como catedrático de su Escuela de Arquitectura, hasta José María Velasco, que también lo es ahora, por hablar de dos generaciones extremas entre las que se encuentran muchos nombres conocidos. Las últimas obras, las más espectaculares de Valencia, son bien conocidas en el mundo entero, y han llevado por todo el mundo el nombre de Valencia asociado a Calatrava, como lo hiciera Bilbao con Ghery con gran éxito. Y en un sorprendente tour de force el actual director del IVAM, Kosme de Beraniano ha apostado por Kazuyo Sejima + Nishizawa, que es una de las figuras que brilla ahora con mas fuerza en este firmamento en el que la fama mediática enciende y apaga a los arquitectos en este principio de siglo.
No es sin embargo Kazuyo Sejima + Nishizawa una recién llegada. Tiene una obra corta pero intensa y de gran calidad. Con ella participé en un concurso restringido que convocó la Mercedez Benz para realizar su nuevo Museo de automóviles en Stuttgart. Juntos explicamos nuestros proyectos a un jurado conspicuo que no veía bien el que los coches se movieran en mi museo. Como si lo esencial del coche no fuera el movimiento. El suyo era un proyecto bellísimo que no me hubiera importado que me hubiera ganado. No ganamos ninguno de los dos, aunque fue una estupenda ocasión para que habláramos largo y tendido de arquitectura. Nos volvimos a ver el año pasado en Lisboa donde juntos recorrimos algunas de las luminosas obras de Alvaro Siza. Es Kazuyo Sejima + Nishizawa una arquitecta profunda, seria y rigurosa, produce una arquitectura delicadísima repleta de sorpresas y de soluciones llenas de imaginación. A la gente que a veces confunde imaginación con superficialidad, no le producirá los efectos dionisíacos con que les mueven las arquitecturas mas formalistas hoy al uso.
El proyecto que Kazuyo Sejima + Nishizawa propone para Valencia es a la vez riguroso e imaginativo. Un sueño hecho realidad con los instrumentos de la razón. La caja maravillosa y llena de luz y de sorpresas que la arquitecta japonesa regala a la ciudad de Valencia es de una gran belleza. La rotundidad del gran volumen cúbico capaz de responder con la escala adecuada a la ciudad como conjunto, se convierte en un dechado de matices en el nuevo espacio creado entre los edificios anteriores y esa caja abarcante. Las imágenes que nos propone Sejima + Nishizawa del "caminar a la sombra de los árboles" o la de algún crítico que apunta el como van a transformar "el viento en brisa suave", son algo mas que creíbles tras analizar ese proyecto tan sencillo y tan rico a la vez. Una geometría poderosa temperada por unos materiales que, además de ser los de nuestro tiempo, son de una delicadeza extrema.
Las dimensiones de la pieza que asustan a algunos timoratos, tienen la escala adecuada para convertirla en un monumento de la ciudad, en un referente del tejido de la ciudad en el barrio que ahora va a poner en valor. Y de toda Valencia. Lo que en su día hicieran tan bien las Catedrales en las ciudades.
El rigor de su geometría (¿porque esta sociedad actual en cuanto quiere criticar una arquitectura la tilda de cubo?) hace que adopte un cierto carácter silencioso. Una caja llena de luz y de sombras y de brisas y de silencio parece que no está nada mal.
Que la solución es de gran imaginación es indudable. En lugar de sembrar la ciudad una vez más de una traca de volúmenes falleros, se nos ofrece un único espacio abarcante, definido por un único volumen que en su interior desencadena una serie de espacios insospechados. Me parecen especialmente interesantes esos espacios en todo lo alto, como azoteas, casi como jardines colgantes. Con sus palios de sombras que alguien tan bien ha comparado a los sencillos cañizos ¿Qué más se puede pedir?
Una obra acertada de la mano de unos arquitectos inteligentes, que piensan, y que están repletos de imaginación, que sueñan. Y que le regalan su sueño a Valencia.
Hace años me encargaron un texto que escribí muy a gusto, dándome como pie forzado la palabra cubo. No sabía yo por entonces que el dichoso término acabaría siendo tan usado en nuesstros días para esgrimirlo contra cualquier arquitectura que merezca la pena. Y en ese texto utilicé un sencillo truco entre literario y matemático. Elevaba al cubo diez mil flores y éstas se convertían por mor de las matemáticas en un millón de millones. Pues aquí yo me atrevería, al hilo del efecto literario, a sugerir que cuando se inaugure el nuevo edificio, todos los valencianos, de la misma manera que inundan de flores a la Virgen de los Desamparados en su fiesta, desfilaran por las alturas del cubo de Sejima + Nishizawa llevando allí cada año en el primer día de la primavera, miles de flores blancas. Así, al elevar esos miles de blancas flores al cubo, se multiplicarán en millones de flores maravillosas que inundarán con su intenso aroma al aire todo en Valencia. Les aseguro que yo estaré allí con un puñado de magnolias.
*Articulo del libro de Alberto Campo Baeza Pensar con las manos (2009)
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