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El establecimiento de la arquitectura. Sobre la construcción del plano horizontal: el podio y la plataforma - Alberto Campo Baeza

 El hombre ha sentido siempre una especial fascinación por la línea del horizonte. Donde se juntan, o se separan, el cielo y la tierra. Con Semper y con Frampton diríamos que el horizonte es la misteriosa línea que separa el mundo estereotómico ligado a la tierra pesante del mundo tectónico ligado al cielo, a la luz.

 Pero la línea del horizonte no es más que la imagen visible del plano horizontal de la tierra que, aún siendo esférica, por razón de sus enormes dimensiones en relación con el hombre, es horizontal.

 El hombre ha buscado siempre un plano horizontal para establecerse. Desde los juegos de niño sobre la tierra, hasta los monumentos que como Stonehenge son una exaltación y sacralización de ese establecimiento sobre el plano horizontal.

 En nuestra infancia, sin saber quien nos lo había enseñado, como si de un juego primitivo impreso por la ley natural se tratara, los niños jugábamos al pincho y las niñas a las casitas. Y en ambos casos se establecía una clara definición de los límites del terreno sobre la tierra. Primero se aplanaba la tierra elegida y luego se trazaban las líneas que acotaban aquel territorio.

 En el caso de los niños se trazaba un rectángulo que luego se iba dividiendo convenientemente según donde se clavara el pincho metálico. Se dibujaba entonces una línea recta de tal manera que nos concediera la mayor superficie posible.

 En el caso de las niñas el trazado era el de una casa, un verdero plano de planta. Recuerdo cómo no nos dejaban, a los niños, que entráramos en aquellos recintos tan inocentemente dominados.

 Supongo que en todos los países y civilizacipnes habrá juegos parecidos.

 Quiero proponer aquí una reflexión sobre la operación arquitectónica más primitiva del hombre que se produce cuando sale de la cueva, del recinto pétreo materno. Se trata de una acción que sigue ligada a la tierra en la que se establece, de la manera mas elemental, el sencillo artificio del plano horizontal. Y es esta cuestión, la del plano horizontal, la que vamos a analizar. Por qué, cómo, dónde y cuándo.

LA HISTORIA ANTIGUA

 Cuando el hombre primitivo levanta los trilitos del recinto sagrado de Stonehenge, antes ha encontrado, o creado, un lugar con un plano horizontal donde conformar aquel espacio bien definido.

 La Acrópolis de Atenas, antes que la belleza inmensa de sus templos, es una propuesta de un plano horizontal elevado, en lo más alto de aquella montaña de los dioses, como bien lo entendieron los maestros cuando lo visitaron. Los dibujos de Le Corbusier, de Kahn o de Schinkel son harto expresivos. Antes que dibujar los detalles o los templos, dibujaron una vista general, suscribiendo aquella operación fundamental de crear el plano horizontal allá arriba.

 Villa Rotonda, por encima de su brillante composición, nos habla del establecimiento de un plano horizontal, lo que los italianos llaman significativamente piano nobile, donde las potentes escaleras del acceso no hacen sino subrayar esa idea de podio de la que estamos hablando.

 HABLAN LAS PALABRAS

 Cuando tratamos de este plano horizontal sobre el que el hombre se aposenta, nos vienen a la cabeza muchas palabras que hacen relación a esta cuestión tan arquitectónica.

 Establecerse, table (francés), table (inglés), tabla (español), tavola (italiano).

 Aposentarse, posarse, sentarse, asentamiento, reposar.

 Podio, plataforma, basamento, estilóbato, base, bancada, terraza, azotea.

 Con la arquitectura el hombre se establece en un lugar para reposar. La palabra table, tanto en inglés como en francés, significa mesa, plano para poder desarrollar diversas funciones como leer, comer, trabajar; es como un mantel en el suelo, o un tapete o una alfombra.

 El cuadro de Manet Le deneur sur l'herbe, con los personajes alrededor o sobre el mantel establece una clara situación de dominio espacial sobre la naturaleza. Lo que todos hemos hecho ido al campo o la playa poner un mantel o una toalla en el suelo creando ese plano horizontal de dominio espacial instantáneo.

 En castellano hay una palabra muy expresiva tablao para definir una construcción en madera de un plano en alto sobre el que se baila y se canta. Los tablaos flamencos son bien conocidos por todos.

 Y despues de establecerse creando un simple suelo definido y limitado tenemos que hacer algo más. Necesitamos protegernos de la lluvia con un techo. Y como este techo es material pesado hemos de sostenerlo. Y después, por razón del clima y de la seguridad, tendremos que protegernos a nuestro alrededor, decidiendo los límites de ese plano horizontal controlado. Cubrirnos y protegernos. Dos operaciones básicas de la arquitectura: decidir los limites del espacio vertical y horizontal. Los límites del cielo y de la tierra. Y ¿no es precisamente el horizonte el límite entre ellos?

BALSA, BARCO, MUELLE

 ¿Qué es la casa Farnsworth sino un espacio definido entre dos planos horizontales que flota? Mies van der Rohe hace flotar el plano horizontal de su suelo. A la precisa altura de nuestros ojos, tan alta que necesita de otra plataforma intermedia que nos haga posible el acceso de una manera más lenta, más palpable. Y ya sobre la plataforma principal nos encontramos sobre una balsa, como sobre una alfombra voladora. Con la calma y la serenidad que le confiere no tanto el clasicismo de su composición como la decisión de la altura a la que sitúa ese plano horizontal, tan horizontal que necesita inventarse un mecanismo especial para que el suelo fuera perfectamente plano. Y así bajo las losas de travertino hay unas pirámides invertidas de grava para su desagüe. El maestro, tan celoso de la horizontalidad, no permitió ni la más minima pendiente bajo sus pies.

 ¿Y qué es la ville Savoie sino un espacio sobre un plano horizontal que navega? Le Corbusier coloca en la ville Savoie el plano principal a una altura tal sobre el paisaje que pareciera la cubierta de un barco. Bastante más alto que el de Mies, a una planta del suelo. Y si la balsa miesiana no necesitaba barandillas (no he visto jamás ninguna balsa, incluida la de Gericault, con barandilla), el barco de Le Corbusier sí necesita protección. Así podríamos leer el alféizar de esa fenetre en longeur como barandilla que protege el patio alto, abierto al cielo, sobre el que la ville Savoie bascula espacialmente. La rampa, como mecanismo de acceso de velocidad más lenta, actúa de conexión funcional más que espacial, y es más rápida que el plano previo de Mies. Ambos maestros, convencidos de sus resultados, repitieron estos mecanismos de acceso, cada uno el suyo, en numerosas ocasiones.

 Y ¿qué es la casa de Utzon en Porto Petro en Mallorca sino un espacio sobre un acantilado tallado en horizontal frente al mar? Si me he atrevido a ver la Farnsworth como una balsa y la Ville Savoie como un barco, no puedo menos que, siguiendo los símiles marinos, hablar del plano horizontal de la casa de Utzon como si de un muelle se tratara. El maestro danés escribió un interesante texto sobre las plataformas dando razón del origen de gran parte de su arquitectura: la consideración básica del plano horizontal del que estamos tratando de escribir. Pareciera que buscara aquí "la lejanía y la calma" de la que en ese texto habla al situarse sobre ese muelle frente al mar. Si Mies levanta el plano como para ir de puntillas y Le Corbusier se despega más como para construir su palafito, Utzon construye su plataforma, su basamento, con un sentido quizás más primitivo. Y una vez definido ese podio con piedra, piedra sobre piedra, levanta sobre él sus templos también a la griega manera.

LA GRAVEDAD, EL PORQUÉ DEL PLANO HORIZONTAL

 No se trata de hacer distinciones pseudo médicas sobre el sentido del equilibrio y la trompa de Eustaquio de nuestro oído interno, pero alguna relación deben tener con este tema de la horizontalidad. Para estar, que es reposar, que es quedarse, permanecer, reclamamos un suelo horizontal. Sólo se les pone un plano inclinado a algunos presos para, precisamente, producirles desequilibrio. Para trabajar y poder apoyar los instrumentos que utilizamos necesitamos el plano horizontal de una mesa. Sabemos bien los arquitectos menos jóvenes cómo se nos caían las cosas del antiguo tablero inclinado. También para dormir necesitamos, con mayor o menor mullición, un plano horizontal sobre el que reposar. No he visto jamás camas en planos inclinados, salvo casos clínicos en los hospitales o las de los peores presos en las películas más tópicas. Para sentarse, aunque después tenga también sus matices ergonómicos, necesitamos del plano horizontal, y así podríamos seguir observando como la cuestión del plano horizontal es, en la arquitectura, algo más que un capricho.

LA CUEVA Y LA CABAÑA

 Cuando el hombre todavía habita en la cueva, busca en ella, o los crea, planos diversos, horizontales, donde situar sus funciones. Busca un plano principal donde desarrollar las funciones comunes, quizás donde colocar el fuego y después un plano, un poco más alto, para sentarse. Busca luego unos planos horizontales, más recogidos, capaces de dar cobijo a su necesidad de dormir. Es fácil imaginar lo anterior, sabiendo la necesidad del plano horizontal, que frena la gravedad, en la vida del hombre vertical. En el fondo es la búsqueda de un plano estable para siempre: la casa permanente.

 Cuando el hombre sale de la cueva y concibe en su cabeza la idea de una posible habitación toda construida por él, controlada por él incluso en la elección del lugar, busca un sitio plano. Y lo apisona, y lo hace más plano y lo marca con la geometría. Quizás con el círculo o con el cuadrado. Y a renglón seguido lo cubre, y luego lo cerca, como en la cabaña caribeña, con la que Semper resume pedagógicamente sus "cuatro elementos de la arquitectura". En el fondo es la búsqueda de un plano capaz de ser trasladado, ganando la libertad de la elección del sitio: la casa nómada.

EL PODIO ESTEREOTÓMICO

 Podríamos imaginar el plano horizontal como tallado en la misma roca como un basamento sobre el que se va a asentar la arquitectura. Esta actitud de continuidad desemboca en la construcción de un podio que es uno con la tierra, como nacido de ella: el podio estereotómico será siempre masivo, pétreo, pesante. Las sugerentes imágenes de Adolf Apia, que gustaran tanto a Le Corbusier, pueden ilustrar de manera bien expresiva este tipo de operaciones. Los podios con que Mies van der Rohe resuelve la casa Tugendhat en Brno, o el pabellón de Barcelona pertenecen a este género del podio estereotómico. Y su idea viene reforzada por la manera en que aparecen los escalones de acceso como excavados, tallados en ese potente basamento. Es interesante observar que Mies, cuando decide utilizar el podio estereotómico, coloca siempre los escalones excavados de manera lateral. De manera muy diferente, cuando utiliza la plataforma flotante,  sus escalones, también flotantes, aparecen en situación frontal. Así lo hará el viejo maestro una vez más en la entrada principal de su última obra en Berlín. Como lo hiciera Palladio en la villa Rotonda o en la Malcontenta de manera patente. Escaleras frontales en la Rotonda y laterales en la Malcontenta.

EL PODIO TECTÓNICO

 Ya no hablamos de podio sino de plataforma. El plano principal, el piano nobile, aparece como alfombra flotante, o como mesa, cuando en la Arquitectura se pretende esa "flotabilidad", como Mies o Le Corbusier lo hacen en algunas de sus más paradigmáticas obras.

 La plataforma flotante de la Farnsworth House (balsa la hemos llamado) o de la ville Savoie (cubierta de barco la hemos llamado) son claro ejemplo del plano horizontal elevado flotante. Algo que sólo es posible con el acero o con el hormigón armado. Lo que en el palafito hacia el hombre primitivo con la madera. La famosa cabaña caribeña de Semper es un ejemplo patente.

 Hemos recorrido algunas cuestiones acerca del plano horizontal que ya vemos que no es antiguo ni moderno, ni cláscio ni vanguardista. Es un mecanismo, una situación, que se relaciona con los temas más básicos del hombre en su condición de ser físico dependiente de la ley gravedad, que no puede evitar. O mejor aún, que si la Arquitectura no puede dejar de contar con la gravedad como ingrediente necesario, la cuestión del plano horizontal seguirá siendo un tema ineludiblemente básico.

MIES UP!

 El plano horizontal elevado es un tema principal en los planes de Mies van der Rohe, que nos propone así el dominio del hombre sobre la tierra.

 Todos los proyectos de Mies manifiestan su empeño en crear este plano horizontal del que ya nunca se aperá. Y para ello utiliza dos vías de gran eficacia, según trabaje con ese plano como límite superior de un podio o como plano aislado flotante. En el primer caso podríamos hablar con terminología tomada de Semper del podio estereotómico. En el segundo caso de podio tectónico, o mejor todavía de plataforma. En ambos casos siempre nos colocará este plano a la altura de los ojos, marcando desde el primer momento una posición muy precisa de horizonte próximo donde el plano horizontal se hace línea. Una razón más para comprender la importancia que Mies da a cómo se accede a ese nivel, siempre por escalones y nunca por rampa, en una operación espacial de gran interés.

 Por un lado, cuando de un podio estereotómico y pesante se trata, accede de manera lateral. Los escalones de acceso a la casa, en la Tugendhat, o al pabellón de Barcelona, son laterales, y recogidos por un peto acentuando su condición de excavados en la roca pétrea.

 Por otro, siempre que de una plataforma se trata, lo que hemos llamado podio arquitectónico, accede de manera frontal. Los escalones de acceso a la Farnsworth o al Crown Hall, son siempre frontales, y sueltos, ligeros, como flotando en el aire.

 Es interesante estudiar cómo Mies, en los escalones excavados en el lateral de los podios, plantea el acceso continuo, sin detenimiento. O con el sólo descanso del pequeño rellano. Se trata de llegar cuanto antes arriba, al plano superior. Por el contrario, en los escalones que flotan en situación frontal para acceder a la plataforma superior, Mies crea una plataforma intermedia, amplia, en la que hace que nos detengamos para empujarnos a la contemplación de la transparencia y la continuidad del templo arquitectónico que nos ofrece arriba.

 El maestro nos pone el listón muy alto, a la altura de los ojos, donde el plano se convierte en línea, para con gran sentido pedagógico acceder de su mano al elevado mundo de su arquitectura.

  *Articulo del libro de Alberto Campo Baeza Pensar con las manos (2009)


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