Tu puedes juzgar cuan malos fueron los 70s cuando miras esa super tensa arquitectura.
Encuestas de opinión y democracia complaciente viven detrás de las fachadas de Biedermeier.
Pero nosotros no queremos construir Biedemeier. Ni ahora ni en otro momento.
Nosotros estamos cansados de ver Palladio y otras mascaras historicas.
Porque nosotros no queremos arquitectura para excluir todo lo que es inquietante.
Nosotros queremos arquitectura para más. Arquitectura que sangra, que se exhausta, que gira y que se rompe. Arquitectura que ilumina, que pica, que se rasga, y bajo presión llora. La arquitectura debe ser cavernosa, ardiente, suave, dificil, angular, brutal, redonda, delicada, colorida, obscena, voluptuosa, soñadora, seductora, repelente, humeda, seca y palpitante. Viva o muerta. Fria -entonces fria como bloque de hielo. Ardiente -entonces ardiente como un ala llameante.
La arquitectura debe llamear.
*"Este escrito de 1980 acompaño un happening de arquitectura en Graz, una manifestación actual del ala llameante en la forma de steel frame suspendida en el aire incorporando ardientes gas jets" fue extraido del libro Theories and manifestoes of contemporary architecture de Charles Jenks y Karl Kropf
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