El motivo de la catacumba, que revoca toda la orientación, hasta ahora imperante, de una arquitectura abierta y dirigida hacia el mundo exterior, aparece, puede decirse con suma precisión, hacia la mitad del siglo. Lo inicia Le Corbusier con la capilla de Notre Dame du Haut, la pequeña capilla de peregrinación en Ronchamps, los Vosgos (1950-1955). Las ventanas son solo escotillas profundamente recortadas que varían el motivo de la tronquera, y la impresión de una fortaleza (aunque, por raro, que parezca, Le Corbusier hizo las paredes macizas del tipo de la construcción hueca de Rabitz). El deseo de seguridad que invadió a los hombres después de la Segunda Guerra Mundial halla su expresión en esta iglesia. El motivo se difunde rápidamente sin llegar a ser, en todos los casos, un tema de convicción. Las torres de las bibliotecas, en Francfort del Meno, Sarrebruck y Berlín fueron hechas sin ventanas. Las grandes tiendas, hasta entonces completamente vitreas, como el Kaufhof, en Francfort (Peter Grund), o Colonia (Wunderlich), se transforman en un cajón parcial o completamente cerrado. Tal, De Bijenkort y otra tienda de van den Broek y Bakema. En forma similar, casi todas las tiendas modernas en los Estados Unidos, especialmente en el Sur y en el Oeste. Este tipo de construcción penetra también en Alemania (Duisburg, Stuttgart).
La Liederhalle de Stuttgart (Abel y Gutbrod, 1954) es la primera sala de conciertos realizada en forma de catacumba, en la cual, bajorrelieves de roca natural que representaban las capas geológicas realzaban aún más esta impresión en la fachada, mientras que la Escuela Superior de Música berlinesa (Paul Baumgarten, 1952-1954) continuaba equipada con un frente de vidrio.
El norteamericano Edward Stone (arquitecto del pabellón de los EEUU en Bruselas) ha llegado incluso a proyecctar un albergue estudiantil para dormir y estar (Universidad de Carolina del Sur) en forma de paralelepípedo erecto y sin ventanas, justificándose esta construcción con una mayor rentabilidad obtenida gracias a la instalación de climatizadores y otras comodidades. En cierto sentido, podrían ser incluidos aquí muchos chalets que se cierran hacia el exterior mediante una pared sin ventanas, abriéndose solo hacia el ámbito interno.
*Este escrito fue extraido del libro Entre vidrio y hormigón de Eberhard Schulz.
Comentarios
Publicar un comentario